No
formemos fotógrafos guachos
El
siguiente texto que voy a transcribir surgió de la charla que tenía
con una colega y fue muy importante para que se decidiera a aprender
fotografía, fue cuando recordé que lo que tenía en uno de los
libros de Sara Facio, quien lo publicó en 1992 en la recordada
Revista Fotomundo y es un claro ejemplo del motivo real por el cual
se debe aprender fotografía, más allá de las nuevas cámaras
fotográficas, dispositivos móviles que pueden decidir por nosotros
a la hora de hacer una fotografía, hay una realidad hacer click no
los hace fotógrafos.
Stella
Maris Leone Geraci
Artista
Plástica, Fotógrafa, Escritora
No
formemos fotógrafos guachos por Sara Facio
A
menudo caigo en la desolación cuando advierto las diferencias de
formación que existe entre los artistas de las distintas
disciplinas. Simpre llego a verificar que, entre fotógrafos y
pintores, por ejemplo, esa diferencia es fundamental en lo
conceptual, en la información, en el conocimiento histórico.
Los
fotógrafos se lanzan a tomar fotos sin otra motivación que las
ganas de hacerlo. No hay cuestionamiento alguno ni sobre la
naturaleza de la materia ni sobre su importancia en la sociedad. Se
transforman en profesionales siguiendo por el camino del aprendizaje
técnico y el comercial; es suficiente. Los aficionados o creativos
se limitan a intercambiar fórmulas químicas, información sobre
cámaras y accesorios, y en algunos casos llegan a comprar revistas
internacionales con el fin de “buscar ideas”.
Son
contados -y afortunadamente el número de va creciendo en los últimos
tiempos- los que se interesan por la Historia, por conocer el trabajo
de otros colegas, de los maestros anteriores o contemporáneos. Esa
serie de conocimientos que son elementales cuando se abraza
seriamente una disciplina. Es impensable que un pintor desconozca le
nombre y la obra de Miguel Ángel, de Goya , de Leonardo; que
significó el romanticismo, el impresionismo o el tachismo. Todo
pintor, sublime, mediocre o malo conoce la Historia de la pintura y
se nutre de ella. En la Escuela Nacional de Bellas Artes aquí en el
mundo, como asignatura, se copia el estilo de los maestros para
aprender su técnica. Lo mismo ocurre en literatura, escultura o
cine, pero en nuestra materia parecería que el conocimiento no
aportará nada. En general los fotógrafos son perfectos ignorantes
de su medio y es algo que debe cambiar porque es una de las causas de
su falta de crecimiento.
Cuando
reflexiono sobre este tema no me refiero solamente a los aficioandos
que comienzan. Me preocupa en especial quienes llevan años en el
medio, tienen oportunidades múltiples para informarse, pero
evidente, creen que no necesitan saber.
Este
tipo de colegas son los que también ejercen el deporte de la
desvalorización. Como son ignorantes no pueden valorar los esfuerzos
de los pocos que contra viento y marea, desde cualquier ámbito
-editorial, comercial, teórico, pedagógico, de investigación- van
sumando logros para hacer una fotografía sólida con perfil
nacional.
No
hace mucho, mi colega Diego Goldberg escribió un panegírico sobre
una empresa norteamerican que organizó una muestra de fotógrafos
latinoamericanos. Gracias a ellos, según él, nosotros, los
argentinos, podíamos ver por primera vez obras originales de Sandra
Eleta o Sebastiao Salgado, entre otros.
Desde
que vivimos en democracia, en Buenos Aires (y el interior) se ven
continuamente exposiciones de nuestros vecinos de América. Lo hemos
exhibido en los espacios más exquisitos, los hemos publicado en
catálogos y libros, y la prensa especializada y la general se ocupó
largamente de esos eventos. Lo hicimos aquí, nosotros, sin dale las
gracias a los patrones del Norte, Evidentemente el fotógrafo
cronista o vivía en el extranjero o miraba para otro lado.
Otro
fotógrafo-cronista, Ataulfo Pérez Aznar, refiriéndose a retratos
de Richard Avedon, fue contundente en afirmar que nadie había hecho
un retrato tan magnífico de Jorge Luis Borges. Quizás podría
decirlo un crítico extranjero, pero un argentino que conozca el
trabajo de Grete Stern, Eduardo Comesaña, Alicia D'Amico o Julie
Méndez Ezcurra, por nombrar algunos de quienes hicieron retratos
sorprendentes de Borges, no puede desconocerlos. Si Avedon hizo
retratos mediocres, fueron justamente los de Borges y García
Márquez, en las antípodas de los que lo convirtieron en el maestro
indiscutible que es.
Es
falta de información, que queremos creer es de buena fe, le hace
muchao mal medio fotográfico porque el gran público es inducido a
pensar que aquí no hay buenos fotógrafos ni se hace nada por la
fotografía. Le hace mal a los fotógrafos porque no estimula el
trabajo de organizadores que, generalmente, no tienen patrocinantes
millonarios, sino que hacen su tarea a “pulmón”.
Desvalorizar
los esfuerzos ajenos es otra manera de demostrar la falta de
compromiso real por la materia.
No
tener interés por saber en qué momento y cómo llegó la
fotografía a nuesto país; desde cuándo contamos con
fotoperiodismos; qué se documentó desde que existe la fotografía
en la Argentina; quiénes fuerons los mejores retratistas y cómo
evolucionaron; quiénes y por qué se crearon las primeras
sociedades, los primeros clubes, en qué ciudades o pueblos; cuáles
fueron los hitos o avances en la visión de los creadores, es
desconocer de dónde venimos, quiénes son nuestros pares, es como
ser... guachos. ¿O es que nacimos del aire, de la casualidad, de la
Nada?.
Desde
hace muy poco en las escuelas de fotografía y en los diversos
talleres que abrieron los fotógrafos más destacados se está
estimulando el conocimiento de estos tópicos. Es un camino certero.
Salir de la enseñanza puramente técnica y crecer hacia lo
conceptual y ¿por qué no?, hacia el goce del sentido de la Vista.
El mirar, el saber mirar para gozar, para llenarse de imágenes que
deleiten, emocionen, que despierten ganas de ser mejores.
Los
que ya se sienten grandes para ir a las escuelas o no quieres a
asistir a talleres tienen múltiples posibilidades para estudiar y
estar informados. Cada vez hay más libros teórico y de imágenes;
revistas especializadas más jerarquizadas, notas de divulgación en
medios generales; más exhibiciones de buenos fotógrafos argentinos
y extranjeros; más conferencias, encuentros o congresos. Sólo hay
que ser humildes y generosos con los que hacen, no esperar a
que se mueran para reconocer sus logros.
Saber
de dónde venimos es la primera pregunta del ser humano, la base de
la filosofía. Conocer a nuestros padres, imitarlos, admirarlos es
parte de la vida; también de la fotografía. No formemos fotógrafos
guachos, van a ser muy desdichados y se van a sentir muy solos y
desprotegidos.
Sara
Facio
Fotomundo,
1992
Stella
Maris Leone Geraci
Artista
Plástica, Fotógrafa, Escritora